¿Cómo evitar que la batería del coche se estropee en invierno?
¿Sabías que el 25% de las averías en carretera suelen estar relacionadas con fallos en la batería? Como ya sabrás, el frío del invierno es la principal causa de los problemas a la hora de arrancar. Puede que alguna vez hayas ido a arrancar el coche y, al no responder, hayas tenido que cargar la batería del coche.
Después de una helada, es habitual que el coche no arranque o que tarde en arrancar. Si crees que esto puede deberse a un deterioro o a un mantenimiento deficiente, lo más recomendable es que no toques nada y que realices inmediatamente una visita a un taller mecánico. No intentes cargarla por ti mismo, no uses cables o arrancadores sin consultar al fabricante ni compres cualquier batería.
La cuestión es que los conductores solamente se preocupan por la batería del coche cuando tiene una avería, cuando la realidad es que, llegados a este punto, la única solución suele ser cambiar la batería, con el trastorno que esto puede ocasionarnos si necesitamos usar nuestro vehículo de manera urgente.
Revisar la batería del coche periódicamente
Aunque cada batería presenta características diferentes, su ciclo de vida suele ser de entre 3 y 5 años, en función del uso de la misma. No obstante, es importante que vigilemos su sistema de carga y el estado en el que se encuentra cada 10.000 km.
Con el descenso de las temperaturas y el aumento de la humedad en el ambiente la batería se resiente al ver alteradas las propiedades de su composición y las instalaciones eléctricas sacan a relucir sus derivaciones y malos contactos. Esto quiere decir que si nuestra batería ya está algo deteriorada previamente, el invierno agravará aún más el problema.
Analizar el estado de la batería
Comprobar el estado de una batería moderna no es complicado. Lo ideal es que aproveches las revisiones de tu vehículo para que lo hagan los profesionales, pero también podemos hacerlo nosotros mismos de vez en cuando. Asegúrate de que los bornes de la batería se encuentran perfectamente apretados y que no cuentan con depósitos. De lo contrario, es una señal de que la batería está deteriorada, lo que aumenta el estrés de la instalación eléctrica y el consumo.
Además, es aconsejable que midas la tensión en corriente continua con un multímetro. La medida debe ser superior a los 12,1 o los 12,2 voltios para asegurar el buen estado de la batería. Si el valor es inferior, quiere decir que se encuentra descargada o que hay un fallo que impide la carga. Y si es demasiado baja, no apures, lo mejor es cambiarla lo antes posible, ya que esto te ahorrará dinero y más de un quebradero de cabeza.
También conviene comprobar el funcionamiento del alternador, cuyos valores deben estar entre los 13 y los 14 voltios en corriente continua. Si detectamos fluctuaciones en el suministro eléctrico como un ralentí inestable, fallos periódicos de sensores, variación de intensidad en la iluminación pueden ser el primer síntoma de que el alternador no está rectificando la corriente eléctrica generada para su conversión AC/DC.
Cuidar la batería
Es importante que te asegures de que las conexiones se encuentran bien fijadas y que no haya señales de corrosión. Esto maximizará la vida útil de tu batería. Además, intenta añadir agua destilada en los vasos para mantener en buen estado la solución química interior. Si no estás seguro de saber cómo hacerlo, es aconsejable acudir a un taller.
Por otro lado, intenta evitar aquellos pequeños trayectos en los que la batería no puede ser recargada, por lo que merece la pena evitar esos pequeños trayectos en los que la batería no puede ser recargada o al menos realizar un trayecto periódico más largo donde pueda recargare al máximo.